27/11/07

Contracultura.

Dinero. Es el único violín al que hacen caso las parodias de artistas que llenan estadios aquí y allá, sólidamente respaldados por casas discográficas. La vital y prístina necesidad de publicitar sus obras es inversamente proporcional a su calidad (no en todos los casos, claro) dejando a la música en una delicada situación para con sigo misma y su futuro. Beyonce, Bisbal, Shakira (cuanto has cambiado...) y otros productos del gran yugo de la publicidad nos regalan cada vez letras más insulsas y músicas menos cuidadas. ¿Regalan? Bueno, no.

Como en casi todo sistema natural, siempre hay un pez más grande. Ahí entra en juego la SGAE, amparando a los indefensos "artistas" y promoviendo la pura y dura extorsión legal a los que osen salvar las barreras impuestas a la cultura. Asimismo todos estáis pagando las vacaciones de Teddy y cia. al comprar un DVD, un MP3, un ordenador con disco duro o cualquier otro elemento de almacenamiento digital, bien sea para almacenar vuestros documentos, vuestra música legalmente obtenida a través de internet o cualquier otro contenido.

Por eso la música libre, la que no quiere verse indeleblemente marcada por el sello de la SGAE, es una vía de escape para quienes se conciencian en la causa contra la estulticia cultural. Muchos grupos de música difunden sus obras por internet, con el fin último de darse a conocer, compartir su música y promocionar sus actuaciones, la auténtica fuente de ingresos de un verdadero artista.

Páginas web como Indie Industries son el fiel reflejo del gusto por la música independiente que no reportará beneficios a las organizaciones de extorsión tecnológica. Por supuesto, otra categoría de música que se ve beneficiada de su propia condición de nacimiento es la música clásica, sin ataduras comerciales impuestas. Podéis descargar cientos de piezas de gran calidad desde internet con la conciencia tranquila.

Si me permitís un par de recomendaciones: Waterloo To Anywhere os dejará un rockero y movido sabor de boca y Denali no os dejará indiferentes. Y si queréis un par de piezas de música clásica, os recomiendo empezar por el Air G de Bach y el Xerxes de Haendel. Pero ahora, es cosa vuestra.

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