Apostar que la mayoría de los que han leído la palabra "coltán" desconocen su significado es apostar a caballo ganador. En general nadie sabe ni su origen ni sus implicaciones, nadie sabe que es ni para que sirve. Nadie sabe nada del coltán ni nadie habla de él. Ni la gente ni los medios, pero seguro que todos dependemos de este extraño mineral.
Es necesario y obvio aclarar qué es el coltán exactamente. El coltán es el nombre vulgar que se da a la combinación mineralógica de columbita y tantalita, dos elementos compuestos (cuya fórmula no expondremos aquí) que se encuentran en la naturaleza. El columbio y el tantalio son metales raros, poco útiles (o eso se creía) y escasos. Lo que parecía nada más que una casualidad química se convirtió con el paso del tiempo en uno de los metales más valiosos del planeta, la panacea de los componentes electrónicos y una nueva fuente de conflictos y miseria, de muerte y corrupción.
El nuevo oro es el coltán, del que se extrae el tántalo, un elemento con unas maravillosas propiedades eléctricas como superconductividad, capacidades refractarias (capaz de soportar grandes temperaturas sin dañarse), muy buena capacidad de almacenaje de carga eléctrica (fundamental para los condensadores electrónicos) y muy maleable. Esta maravilla científico-tecnológica ha servido para que cada vez nuestros 'gadgets' sean más pequeños y livianos, más avanzados y potentes. En particular la telefonía móvil vive del coltán como nosotros del aire. En general es la industria que más necesita el coltán para producir sus nuevos teléfonos cada vez más transformados en pequeños ordenadores. No obstante, todo el sector electrónico también necesita el coltán en menor medida, desde los nuevos televisores hasta los satélites espaciales, pasando por cualquier elemento como MP3 o MP4, videoconsolas (Sony retrasó el lanzamiento de la PS2 hace unos años por escasez de coltán), ordenadores y un sinfín de elementos electrónicos sin los cuales la vida se nos haría, por lo pronto, más aburrida.
¿Cual es el problema? Parece que el coltán supone beneficios a la tecnología y al avance científico. Pero como era de esperar, los anuncios de televisión sólo muestran la cara amable de los productos. Nadie habla de 'La guerra del coltán' ni de sus oscuros y terribles orígenes.
Aunque Australia sea la primera productora mundial (o más bien procesadora) las mayores reservas de coltán en el planeta (se estima que un 80%) se encuentran en El Congo, África. Es difícil abordar en una sola entrada de un ridículo blog toda la guerra del Congo, los problemas asociados y la miseria implícita. Sin embargo, es sabido que en general, las milicias del país africano explotan las minas de coltán de un modo esclavista (sin exagerar) para financiar su patética guerra contra el gobierno, matando animales en vías de extinción (gorilas de montaña o elefantes, entre otros) y destruyendo paraísos naturales. Lo que podía ser una riqueza para el país y una vía de escape para la abyecta miseria del país centroafricano se ha convertido en un problema todavía mayor. Países como Rwanda (con algunas reservas propias) o Uganda (sin reservas propias de coltán) se han enriquecido robando coltán al Congo y vendiéndolo bajo dudosa legalidad a las grandes multinacionales de electrónica (Sony, IBM, Hitachi, Samsung, Toshiba, LG, Philips...)
La extracción de coltán se realiza de una forma, como hemos dicho, esclavista y nunca mejor dicho, tercermundista. Se dice que es el mismo sistema que se usaba allá por el 1800 en California para extraer oro, picando las vetas y decantándolo tras inundarlas. El sistema, aparte de inhumano y arcaico, genera serios problemas de salud asociados, tanto a la extracción como a la exposición prolongada al coltán. Y cuando parece que nada puede ser peor, resulta que los principales 'mineros' del coltán son niños, trabajando de sol a sol.
Aunque la parafernalia burocrática de Naciones Unidas o países asociados al congo como Bélgica hayan tratado de advertir que la compra de coltán al Congo es una forma de alimentar a la muerte y la guerra, las multinacionales siguen produciendo sus componentes a una escala gigantesca y descontrolada. La necesidad del coltán es razonablemente indiscutible, pero las condiciones y problemas que genera envuelven al desarrollo tecnológico en una vestimenta inmoral y gobernada por los beneficios. Coltán sí, pero con control.
Por eso, cuando pienses cambiar de móvil, comprar una televisión nueva u otro ordenador, piensa dos veces si de verdad lo necesitas y que, quizá, sin saberlo te estés manchando las manos de sangre. O quizá sí lo sepas.
2 comentarios:
Al parecer, la clave para una vida cómoda y primermundista es la ignorancia.
Abre los ojos.
Ensaio sobre a cegueira (Saramago)
PD: creo que acabo de conseguir un apartamento en Torrevieja por ser tu primera seguidora, ¿no? ¿En qué página del teletexto consulto el premio?
"te-lo azó no corpo rapás!!"
Moitísimas veces escoitamos esta expresion sair da boca das nosas nais cando temos un comportamento nervioso ou non temos parada.
Pois ben, esta expresion provén dos nosos ancestros, daqueles traballadores das minas de mercurio que ao chegaren as suas casas adoitaban padecer temblores, insomnio, irritabilidade, nerviosismo e incluso unha condición de saúde chamada acrodynia.Por estes motivos esta expresión séguese a empregar hoxe en día, sobre todo pra os cativos.
O azogue, que asi se escribe, non é mais que o mercurio metalico en estado líquido, usado tanto no ámbito doméstico como industrial:termostatos, bombillas fluorescentes,barómetros, termómetros de cristal e algunhas máquinas para a presión arterial. Asi pois, aqui che escribo unha pequena nota pra completar este tema de minerais.
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