(5α,6α)-7,8-didehydro-4,5-epoxy-17-methylmorphinan-3,6-diol diacetate
La composición química de la heroína no es cosa de niños. Una alteración química de la morfina transforma a este opiáceo en una de las drogas más potentes y adictivas que existen. El Nueva York de los setenta o la propia España de los ochenta, son ejemplos claros de como la heroína agarra y destroza a sus presas sin piedad, causando una voraz adicción y un deterioro físico y psicosocial evidente y raudo.
Sin embargo, sus efectos a corto plazo, como la euforia, evasión y sedación y su particular forma de ser ingerida (intravenosa) la convierten en una droga con cierto misticismo que el cine ha recogido durante varios años en numerosas películas.
No se puede hablar de drogas y cine sin mencionar la afamada película de Darren Aronofsky: Requiem por un sueño. Una magnífica película tan cruda como directa. Desde la televisión a la heroína se nos ofrecen sin ambages los efectos de las drogas en un grupo de tres jóvenes y la madre de uno de ellos.
Otro de los iconos del cine en el ámbito de las drogas y en particular de la heroína es Trainspotting, que con Ewan McGregor a la cabeza nos muestra desde un punto de vista entre la comedia y la decadencia los problemas con la heroína y la situaciones que los envuelven siempre relacionados con la droga. Otra película cruda pero que se ha convertido en cine de culto con el paso del tiempo.
En España también hay cine relacionado con la dama blanca, como la película de Heroína, que hace buen uso del juego de palabras para mostrarnos una batalla con pocas esperanzas para derrotar al pequeño universo de drogas que la rodea.
Para acabar, mencionaremos algunas películas que sin tratar abiertamente los problemas con la heroína, es cierto que esta juega un componente fundamental o al menos importante, tanto en la historia como en la caracterización de los personajes. Véase por ejemplo Ray, la biografía de Ray Charles fuertemente marcada por su adiccío, una adicción que aparece incluso en películas tan tiernas como Pequeña Miss Sunshine, o en esas leyendas del cine moderno como Pulp Fiction.
No podemos olvidar tampoco American Gangster, la penúltima gran obra de Ridley Scott que nos enseña el duro y problemático Harlem de los setenta.
Aunque la heroína se vendiese a principios de siglo como un supresor de la tos por parte de Bayer y luego como una forma de desengancharse de la morfina, su historia deja tras de sí un buen reguero de muertes, decadencia y miseria. Por eso, aunque tratemos el tema con laxitud y despreocupación, bien merecería una entrada más seria hablando de los problemas crudos y reales que ha causado durante la historia. Una historia cruda. Directa. En vena.
Sin embargo, sus efectos a corto plazo, como la euforia, evasión y sedación y su particular forma de ser ingerida (intravenosa) la convierten en una droga con cierto misticismo que el cine ha recogido durante varios años en numerosas películas.
No se puede hablar de drogas y cine sin mencionar la afamada película de Darren Aronofsky: Requiem por un sueño. Una magnífica película tan cruda como directa. Desde la televisión a la heroína se nos ofrecen sin ambages los efectos de las drogas en un grupo de tres jóvenes y la madre de uno de ellos.
Otro de los iconos del cine en el ámbito de las drogas y en particular de la heroína es Trainspotting, que con Ewan McGregor a la cabeza nos muestra desde un punto de vista entre la comedia y la decadencia los problemas con la heroína y la situaciones que los envuelven siempre relacionados con la droga. Otra película cruda pero que se ha convertido en cine de culto con el paso del tiempo.
En España también hay cine relacionado con la dama blanca, como la película de Heroína, que hace buen uso del juego de palabras para mostrarnos una batalla con pocas esperanzas para derrotar al pequeño universo de drogas que la rodea.
Para acabar, mencionaremos algunas películas que sin tratar abiertamente los problemas con la heroína, es cierto que esta juega un componente fundamental o al menos importante, tanto en la historia como en la caracterización de los personajes. Véase por ejemplo Ray, la biografía de Ray Charles fuertemente marcada por su adiccío, una adicción que aparece incluso en películas tan tiernas como Pequeña Miss Sunshine, o en esas leyendas del cine moderno como Pulp Fiction.
No podemos olvidar tampoco American Gangster, la penúltima gran obra de Ridley Scott que nos enseña el duro y problemático Harlem de los setenta.
Aunque la heroína se vendiese a principios de siglo como un supresor de la tos por parte de Bayer y luego como una forma de desengancharse de la morfina, su historia deja tras de sí un buen reguero de muertes, decadencia y miseria. Por eso, aunque tratemos el tema con laxitud y despreocupación, bien merecería una entrada más seria hablando de los problemas crudos y reales que ha causado durante la historia. Una historia cruda. Directa. En vena.